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Por qué San Francisco?, pues por la simbología, por el flower-power, por la libertad que se respira en las calles, por el Hitchcock y la Streisand, por las focas que no ví, por la añoranza a las ciudades bonitas, por la música, por curiosidad. Aunque la llegada no fué muy acogedora, de lo primero que te das cuenta al llegar es de la cantidad enorme de vagabundos o homeless en las calles. De todas las edades y orígenes, hombres y mujeres, tiradísimos. Llegué a la conclusión de que se puede vivir allí. Es una ciudad asequible, si tienes buenas piernas, claro, con un sistema de transportes espectacular: metro, bus eléctrico, tranvía y cable-car, una especie de tranvía que se desplaza tirado de un cable bajo tierra, protegido por la ciudad, pasto de turistas. Todo esto conlleva un despliegue de cables que no le quitan encanto ninguno a los edificios, al revés yo creo, le da más identidad.
Los barrios estan perfectamente definidos, como toda ciudad americana, los hay tranquilos, como el "mío", Alamo Square, con preciosas casa victorianas; y barrios bulliciosos, como la zona de Union Square, comercial e insulsa. El resto es una delicia. Hay pocas avenidas grandes y muchísimas callecitas en cuesta, con o sin raíles, con o sin cables. Lombard street es una maravilla, incluso con sus hortensias marchitas, y famosa en el mundo entero. Han conservado muy bien la ciudad, incluso después de la multitud de terremotos e incendios que han arrollado la ciudad se huele su historia. Me hablaron de Haight/Ashbury, el barrio del flower-power y de los artistas bohemios. Queda poco de todo eso, mucho chaval con mochila en la calle, grupos de homeless, tiendas de segunda mano, y una record store increíble: Amoeba Music. El paseo es muy agradable, eso sí.
Cómo no, me tuve que pasar por el barrio gay, pero me dí cuenta rápidamente de que allí sola no pintaba nada. No me atreví ni a entrar a un bar donde había happy-hour: dos dolares la cerveza!!!. Imagínate el percal. Eso sí, aproveche para entrar en el teatro Castro, transformado en cine, para ver una peli del Bergman. Al entrar había un viejete tocando el organillo en el centro del escenario. La gente le aplaudía y le seguía el ritmo, pero lo mejor llegó cuando el vejete toco una manivela y todo el conjunto empezo a descender y desapareció con un chin-pum. La gente salía loca.
Pero maldita la niebla. La ciudad tiene un cinturón de niebla. En el centro está más o menos soleado, con el frío era muy agradable. Pero cuando te alejas un poquito, ahí está, esa niebla que te cala los huesos, que te estropea las fotos, que te pone melancólico. Pero yo tenía que verlo, ese puente de donde se tira Kim Novak frente a James Stweart, aaaah. Lo ví pero a la mitad, la otra mitad levitaba sobre la bruma. Es extraño, pero lo que más me gusto de las vistas fué el sonido. Una sirena de un buque, profunda, constante, grave. Muyromántico. Para ser mi primer solo la verdad es que no me lo monté nada mal.Encontré en una página de anuncios una habitación en una casa victoriana exhuberante, gobernada por una pareja gay mayorceta, muy majos. Tenía una habitación en el primer piso muy amplia, que me dejaba espacio para golismear mientras subía y admirar esos pasillos estrechos con suelos de madera crujiente y habitaciones mal distribuidas. No me atreví a hacer fotos... Pasear sola es un placer, creo que le he cogido gustillo. Lo hago a menudo en la city. Puedes entrar y salir cuando quieres, puedes comer donde te apetece, puedes pararte un rato a contemplar un paisaje, unas vistas, o un pajarillo monísimo sin molestar a nadie.
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