
Que se ha terminado ya el año?, pues ni me he enterado. La verdad es que ha sido un año muy tranquilo para mí. Digo para mí porque para los que me rodean ha sido un torbellino, a veces me da la sensación de que voy algo más adelantada que mi gente. Como si hubiera vivido más cosas sólo por el hecho de que llevo 12 años fuera de casa, con casi 7 en el extranjero y me he acostumbrado a las ausencias.
Este año no he cantado lo del almendro (vuelveeeee a casa vuelveeee...) y no me ha costado mucho. Para mis amigos en cambio es aún una obligación, una angustia, y ya no hablo de los que se esperaban unas vacaciones en familia y no les han dejado tenerlas (como los de Air Madrid, que desastre por dios). Cada vez me siento mas lejana de lo que pasa en mi ciudad, Albacete. No siento esa excitación vacacional, cuando uno lleva muuuuchos meses fuera y necesita pasar algo de tiempo en casa para ver a los amigos, las calles, el ambiente festivo... Supongo que es porque yo veo a menudo a mi familia, recibo muchas visitas, sigo las noticias de lo que pasa por allí todos los días y también porque cuando llevas un tiempo asentado necesitas buscar cosas más excitantes que volver a casa por Navidad, aunque no las hagas.
Me da la sensación que el año termina igual que como empezó, pero no es una queja, que conste. Hoy en día me siento bien, es lo que he estado buscando, un equilibrio. Lo más remarcable del año es que vuelvo a vivir con mi nene, despues de un par de años de parón obligatorio. Con más calma, con más cabeza, con alguna duda, pero razonable. Además he conseguido un circulo de amistades envidiable, hacía tiempo que no sentía que era yo misma rodeada de tanta gente, cómoda, alegre y feliz. También me he encontrado con noticias malas, malísimas, todas ajenas, y con buenas, buenísimas como bodas y embarazos. Es ley de vida.
Así que ese sería el resúmen de 2006: vivo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario